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Conductas y Estereotipos de Género en Niños de Primaria

Cada año, en diferentes fechas, la delegación Venustiano Carranza, de la Ciudad de México, organiza un carnaval y una representación de la Batalla del 5 de mayo; en el primero, a los hombres se les permite vestirse de mujeres y actuar de manera “femenina”, mientras que en la segunda, la violencia y el consumo de alcohol son factores predominantes. Estas conductas que Gloria Berenice Maldonado Castañeda, estudiante de la Especialización de Género en Educación, observó durante su labor docente, hizo que comenzara una investigación sobre el tema estereotipos de género en alumnos de quinto año de primaria. Al participar en el XIII Coloquio Ensayos y Propuestas de Intervención para la Educación Mexicana desde el Género, realizado el 2 y 3 de mayo pasados, Maldonado Castañeda resaltó la importancia de su propuesta, pues “la primaria es un nivel educativo que se ha descuidado un poco en cuanto a estudios de género, pues la mayoría están enmarcados en nivel licenciatura o nivel secundaria”.

El estudio se realizó en un grupo de quinto año de primaria en una escuela de la colonia Pensador Mexicano, en la delegación Venustiano Carranza, y aunque el grupo estaba formado por 13 alumnas y 13 alumnos, la ponente señaló que sólo se enfocó en los estudiantes, porque “en esta comunidad, la participación en el Carnaval es como un rito de iniciación para ser un hombre de verdad, porque si no participas tu masculinidad, como ellos la conciben, se ve trastocada”. Agregó que “en el momento en que los chicos salen de la primaria tienen que participar en este tipo de actividades; además es una colonia que está considerada como de alta peligrosidad porque hay vandalismo, drogadicción y pandillerismo”.

Durante la investigación, Gloria Berenice Maldonado rescata narraciones de los estudiantes, quienes, en sus propias palabras, cuentan que sus mamás les dijeron que desde que supieron que iban a ser varones comenzaron a hablarles, aún estando en el vientre materno, de forma diferente que a las mujeres, pues a ellos se le habla con más firmeza. “A un bebé se le habla de manera fuerte, clara y no utilizan tantos diminutivos, algo totalmente opuesto a lo que pasa con una bebé”. Paradójicamente, durante los cinco días que dura el carnaval es bien visto que los jóvenes tomen actitudes “femeninas”, pues se permite que se disfracen de mujeres, que se maquillen y que bailen. “Esto nos sirve para visibilizar cómo es que se van construyendo las identidades a partir de los estereotipos y roles de género que están presentes en la comunidad. “Si bien no realizo un trabajo de campo en la comunidad, al trabajar con los padres de familia a lo largo de tres ciclos escolares, tengo una idea general de cómo es que socializan”, puntualizó.

Para la ponente, no se puede hablar de una identidad sino de identidades, porque a partir de que estamos en una sociedad cambiante “los chicos cambiarán de identidades, pues los jóvenes se van circunscribiendo de acuerdo a las necesidades y al contexto, pues no son los mismos cuando están fuera de la escuela, cuando están ante una autoridad o cuando están con sus compañeros, aunque mantengan rasgos parecidos”. Esta reflexión le ayudó para “visibilizar a la escuela como una institución social y aquí hago alusión a que la misma institución, a partir del llamado ‘currículum oculto’, tiene cierta visión o espera un comportamiento de los chicos, es entonces que los jóvenes entran en conflicto. “Si ustedes tratan de pensar en cuando iban a la primaria, se darán cuenta que hay mandatos que nos decían los profesores, tales como: un chico carga las bancas, no llora, es un líder y es bueno en los deportes, pero ¿qué pasa si yo me concibo como hombre, con todo lo que esto implica y no respondo a todas esas expectativas? “Aquí hago alusión a que la escuela también reproduce ciertos estereotipos y esquemas, dejando a los estudiantes entre la disyuntiva de resistir o adaptarse. […] En nuestra práctica docente, en el lenguaje que utilizamos para dirigirnos al grupo, a veces pareciera que sólo tenemos un grupo de chicos porque no visibilizamos a las mujeres o sólo lo hacemos para llamarles la atención y hacer patentes aspectos negativos”, recalcó Gloria Berenice Maldonado. Para su estudio empleó los grupos de discusión, pues ayudó a que los jóvenes se expresaran de manera más fluida, debido a que en una entrevista “son más parcos para contestar”. Gracias a estos grupos, detectó que los niños se ven como proveedores y, aunque saben que las mujeres son inteligentes o “mataditas”, creen que los que tienen que prepararse son ellos, pues las mujeres se casarán y terminarán como amas de casa, pero ellos serán los que lleven el sustento al hogar. En un ejercicio para saber en dónde se veían en 10 años –que tenía como objetivo estudiar sus expectativas de vida–, se detectó que muchos se veían con hijos, pero no casados; otros se ven con muchas novias. Todos se visualizan con mucho dinero y como futbolistas, “porque la misma sociedad ha hecho que interioricen como un aspecto preponderante la parte económica”.

Lo que más le preocupó a Maldonado Castañeda es que “aunque la escuela, por un lado, abre un panorama, puede que muy pequeño, para hacer un cambio en sus vidas, lo que la comunidad piensa o cree es más importante para los estudiantes y parecería que borra el margen de cambio que la escuela podría ofrecerles”.

Durante el XIII Coloquio Ensayos y Propuestas de Intervención para la Educación Mexicana desde el Género, se presentaron proyectos de investigación por parte de los alumnos de la Especialización de Género en Educación, como: La perspectiva de género como política pública en la educación media superior en México.

Elementos para su transversalidad, de Paulina Loyola Díaz; análisis de los estereotipos de género presentes en la formación de profesionales circenses, de Miguel Ángel Vega Téllez; Los abusos de género en el derecho, de Fabiola Claudia Hernández Valencia.

Así mismo, se presentó la conferencia magistral educados para ser varones modernos: masculinidades y relaciones de poder en los institutenses del Estado de México durante el porfiriato, a cargo de la maestra Belén Benhumea Bahena, académica de la Universidad Autónoma del Estado de México.

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